Sin embargo, antes de dar a conocer la revelación, es necesario definir qué entendemos por un Cazador y qué carácteres puede revestir. Aristóteles, en su obra «Si yo no fuera maricón» clasificó a los cazadores en formas puras e impuras:
El cazador, en su forma pura, es aquel hombre que hace de la conquista de hembras (de su misma especie) un deporte. Frente a esto, existen también varias formas impuras:
a) El Depredador: entiéndase por tal al macho adulto que se siente atraído por los uniformes de colegio, los chapes, y las pokemonas en general.
b) Turok, el cazador de dinosaurios: aquel macho que sale a cazar viejas que lo doblan en edad.
c) Van Helsing, el cazador de monstruos: esta es la forma más impura, dícese de aquel que se come a las feas, las peludas o las gordas del grupo y en general a cualquier mujer en las que nadie se fijaría estando sobrio.
Rudos, peludos y hediondos lectores, en una próxima entrada, les será revelado lo que los dioses de la hombría le han enseñado a su servidor, el Profeta. Manténganse atentos…